Los gobiernos de tecnócratas: que no os engañen, no existen esos sabios independientes
Se están poniendo de moda los términos “gobierno de técnicos” o “gobierno de los mejores”, dando a entender que existen soluciones únicas, especialmente en materia económica. Además, estas soluciones son eficaces e indiscutibles, y si las gentes de izquierdas no las consideramos milagrosas es por algún tipo de alteración en nuestro juicio. Como si el hecho de no aceptar sus propuestas, y hasta tener la osadía de presentar otras alternativas, descubriese algún tipo de incapacidad que padecemos.
Nada más lejos de la realidad. No existen las soluciones únicas ni las fórmulas indiscutiblemente eficaces. Sobre todo, y mucho más importante, no existen los técnicos imparciales. Todos los técnicos tienen su orientación ideológica, que es la que dirige sus recomendaciones o sus respuestas. Por supuesto que la economía se puede abordar desde muchos puntos de vista, y no es inocente el nombrar a un experto o a otro en los puestos de responsabilidad técnica dentro de la administración, al igual que dentro de una empresa. No conozco nadie a quien se le pueda aplicar mejor el término de “Técnico” que Bernat Soria, exministro de Sanidad e investigador en células madre. Es cierto que durante su mandato se aumentó de forma espectacular la inversión estatal en I+D+i, pero ¿es lo que aconsejan otros técnicos para esa misma cuestión? Pues claro que no.
El Ministro de Economía Luis de Guindos, era nada menos que el asesor europeo de Lehman Brothers (recordáis aquella empresa cuyos dudosos negocios y posterior quiebra marcan el comienzo de la actual crisis). Lógicamente, como persona de hondos principios económicos liberales, las “soluciones” que ha dado se basan sobre todo en una reducción drástica del gasto, con recortes brutales en los servicios públicos y en la inversión en I+D+i.
En realidad, la diferencia está en lo que se quiera conseguir. Se puede pretender un mayor beneficio para las empresas (que, como se ve detrás de todas las estadísticas, está aumentando año tras año, incluso en crisis), o se puede intentar conseguir una mejor distribución y menos sufrimiento entre los menos pudientes (lo que, indiscutiblemente, no es el objetivo de este Gobierno, ni de sus técnicos económicos).
Distintos “mejores en su campo”, con distinta orientación y distintos objetivos, propondrán medidas diferentes en las mismas situaciones. Para cada circunstancia, para cada compromiso, existen una serie de posibilidades. No tiene porqué basarse la salida de una crisis en los recortes y, en realidad, desde muchos sectores se solicitan mayores compromisos de inversión, y más de un país ha aplicado, con buenos resultados, unos métodos distintos a la austeridad suicida que practicamos en Europa.
¡Qué no os engañen!. Resumiendo, como dice un amigo mío, economista (de izquierdas): “lo llaman tecnocracia y no lo es”.
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