SOBRE LA CRISIS INTERNA DEL PP
No había entrado en la crisis actual del PP porque no quiero meterme en jardines ajenos. Soy de los que considero que, en esto de los Partidos, bastante tengo con cuidar el mío y se ha de opinar lo menos posible sobre la política interna de los demás. Pero ahora que parece que las cosas se han calmado y que las aguas bravas populares vuelven a sus cauces y los generales levantiscos se retiran a sus cuarteles de verano, no sé bien hasta cuando, creo que llegó el momento de decir alguna cosita. No quiero que se me acuse de hacer leña del árbol caído, por lo que comentaré dos temas paralelos a esta crisis, que me parecen muy importante si queremos que la Política vuelva a ser lo que debe ser.
Son dos los comentarios que quiero hacer, y muy breves, sobre la situación política a la que nos está llevando el Partido Popular, y que se ha visto claramente en estos días, puesto que ahora no le pueden echar la culpa a los demás:
- Por un lado, en todas las manifestaciones que los "de a pie" del PP han promovido contra Rajoy, se veía odio. Un odio irracional y totalmente reprochable en política, pero que ha sido promovido descaradamente por la derecha española durante cuatro largos años, y que muchos hemos sufrido. Ese odio que se leía en las caras de los que estaban en la puerta de la sede del PP en Génova, o de los que chillan contra Gallardón. Y no es bueno que el odio esté instalado en la política, porque la política es, por definición, alternancia y diferencia. Hay que aceptar que no todo El Mundo puede pensar siempre igual, por lo que las diferencias se deben arreglar sin odio. Es el mismo odio que se ha venido alimentando contra el PSOE en los últimos años desde la cúpula del PP, y no me alegro de que se vuelva contra la mano que le dió de comer. Más bien espero que se den cuenta que de esta forma no se puede trabajar en política, y rectifiquen, y acepten que lo normal es arreglar las diferencias hablando y, si no se puede, que gane el mejor (o el que más votos saque, que no siempre coincide). Diseñar una estrategia basada en el odio de unos españoles contra otros no nos lleva a ningún sitio, más que al que estamos llegando y que Rajoy ha tenido oportunidad de probar en carne propia.
- Se ha podido comprobar la intromisión de los medios de comunicación en la política. Pero no desde el punto de vista de la opinión política por los medios, perfectamente legítimo, sino por la interferencia de algunos medios (concretamente dos, una radio y un periódico) en las decisiones de un partido político. También es lógico que los dirigentes políticos se dejen influenciar por los medios de masas, y por la influencia que pueden tener en la opinión pública. Pero de ahí a que, como está pasando, un locutor de radio se crea con poder para ser quien tome las decisiones que tiene que adoptar la dirección de un partido, me parece excesivo. Se ha visto durante estos cuatro años, y ahora lo ha sufrido el PP directamente. Espero que también les sirva como lección para futuras decisiones.
Me parece que los populares han tomado nota y piensan ahora que no se puede actuar en política movidos únicamente por el odio al contrario, ni desde los dictados de la editorial de un periódico. Espero que la próxima legislatura sea diferente, aunque no me toque a mí vivirla.
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Anónimo -