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La página de Juan Julián Elola

Enseñanza durante la II República: campañas de alfabetización durante la Guerra Civil Española

Enseñanza durante la II República: campañas de alfabetización durante la Guerra Civil Española

Si destacable fue el esfuerzo de la II República por mejorar el nivel cultural español, y luchar contra el analfabetismo, mucho más encomiable fue este mismo trabajo cuando se desarrolló durante toda la guerra civil. Todo un Cuerpo del Ejército Republicano se dedicó durante los años de contienda a la tarea de alfabetizar a los soldados, importante pero despreciada como norma en los ejércitos. Es loable que, en una situación de economía de guerra, se desvíe parte de los fondos y de los medios materiales y humanos a esta labor, lo que demuestra claramente que la educación era una de las facetas que formaban parte e impregnaban el espíritu de la República. No hay ejemplos similares en otros ejércitos mundiales en la historia.

Con intención de seguir la campaña de alfabetización comenzada en 1931, se amplió ésta a los desplazados al frente, y se contó con la colaboración de maestros, profesores de enseñanzas medias y universitarios. Mientras en la zona leal prosigue el intento de extensión de la cultura en medio de la guerra, en la zona rebelde la actividad cultural se centra en el control y la censura, la incautación de libros y bibliotecas públicas y privadas e incluso la quema de libros de manera masiva y en muchas ocasiones pública.

Dos unidades se dedicaron a estas tareas: Las Milicias de la Cultura, en los fretes, y las Brigadas Volantes de lucha contra el analfabetismo, en retaguardia, y aparte organizaciones como Altavoz del Frente o Guerrillas del Teatro. Maestros y maestras de toda la zona que permaneció leal colaboraron en estos proyectos, muchas veces los maestros de los pueblos en los que estaba fijado el frente, y con las aportaciones de sindicatos y partidos políticos. Se hizo llegar libros a frentes, hospitales, cuarteles, hogares de soldados... Y se inslaraon bibliotecas móviles en los refugios subterráneos de los frentes en calma. Solo en el frente del Centro, durante 1937, se atendió a más de 45.000 soldados anafabetos, con un total de 625.036 clases impartidas. Se crearon cartillas escolares para combatientes, básicas pero de un elevado nivel didáctico. De las varias publicaciones periódicas y revistas creadas al efecto, destacan "Cultura Popular", de los milicianos de la cultura y "Armas y letras", que hace balance de los trabajos realizados. 

Aparte de ello, y a pesar del esfuerzo bélico, la República destinó 10 millones de pesetas durante la guerra a la lucha contra el analfabetismo, y 50 millones para proseguir con la construcción y rehabilitación de colegios en zonas rurales. Llegaron a construirse o rehabilitarse en esos tres años 7.628. Se distribuyeron 283 bibliotecas oficiales, a las que hay que sumar las 191 creadas desde diversas organizaciones políticas, sindicales o sociales y siguieron funcionando las Misiones Pedagógicas.  50.000 niños fueron atendidos en colonias escolares de verano, que luego se prolongaron durante el invierno y algunos incluso se convirtieron en centros permanentes.

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