Sanidad pública, de momento
Tampoco ha sido la movilización en torno a la marea blanca la que ha conseguido la retirada. Sin duda el rechazo manifestado por la ciudadanía ha tenido efecto sobre el proceso, pero en realidad la paralización judicial se basa en la posibilidad de importantes irregularidades en la concesión a las empresas privadas que iban a dirigir los hospitales. Como la Justicia tardaría en tomar una decisión sobre su ilegalidad, si mientras tanto la privatización no era detenida, luego no se podría anular dado lo complejo del entramado que hubiese resultado. Por tanto, se paraliza hasta que se estime si esta adjudicación concreta era legal, o no.
Los jueces no han dicho que privatizar la Sanidad sea ilegal. En sus autos dejan claro que esas decisiones son políticas, y tomarlas corresponde al partido que gobierne. Esperanza Aguirre, por si las palabras de Ignacio González parecían ambiguas, ha afirmado con rotundidad que el Partido Popular no renuncia a la privatización de la Sanidad, que va en sus genes. Si de momento se ha retirado esta tentativa es por las serias dudas de la concesión, y porque el proceso judicial se alargaría tanto que ya, en cualquier caso, la decisión iba a corresponder al próximo gobierno autonómico.
No nos engañemos, el gobierno para Madrid que salga de las urnas el año próximo puede decidir privatizar la Sanidad de manera definitiva (y para evitar cuestiones legales, sin errores o trampas, supongo, esta vez) También es posible que ese gobierno sea el que definitivamente blinde nuestra Sanidad contra cualquier intento privatizador, o al menos lo dificulte mucho. Me parece un buen argumento para ir a votar y, cómo no, para elegir a quién votar o a quién no.
Lasquetty, Consejero de Sanidad, afirmaba que él no puede conseguir que la Sanidad Pública sea más eficiente, pero que una empresa privada sí podría. Simplemente significa que el señor Lasquetty no era capaz de gestionar bien nuestra sanidad, pero que habría otros que si podrían hacerlo, por lo que lo que había que hacer, claramente, es cambiarle a él, no al resto del sistema. Porque, me pregunto: si la Sanidad Pública madrileña es mejorable ¿un buen gestor público no podría conseguirlo? Y si no es mejorable ¿ponerla en manos privadas va a servir para algo?
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