me gustaría resaltar la importancia del tema que vamos a tratar.
Me parece que la importancia destaca especialmente porque afecta a las que serán las futuras generaciones de universitarios, a su preparación y a su posible capacitación en el extranjero, eso es muy importante, pero también porque supone la integración, en el más amplio de los sentidos, de nuestro país en ámbitos educativos, no solo europeos sino más allá de los de la Unión Europea, incluso más allá del espacio europeo de educación superior. Además, la reciprocidad obvia y evidente, como no podría ser de otra manera, está reflejada y enriquece también nuestro propio sistema universitario. La llegada de alumnos y alumnas extranjeros de los países con los que el nuestro establezcan estos acuerdos de reciprocidad tiene que enriquecer sin duda el estudio universitario en nuestro país. Tenemos presente, por ejemplo, el reflejo de las becas para estudios europeos, las becas universitarias de intercambio, y no podemos calificar más que de positivas, no solo nosotros sino toda la comunidad universitaria y toda la comunidad parlamentaria, los resultados tanto para los alumnos que van fuera como para el sistema universitario español por la recepción de alumnos extranjeros.
Me gustaría de todas maneras aprovechar para establecer algunos criterios sobre el acceso a la universidad en nuestro país. Es fundamental definir claramente algunos de estos puntos, ya que condicionarán la posibilidad de homologación del acceso a la universidad de estudiantes de otros países al nuestro y viceversa. Lo primero, tengo que desmentir que la no existencia de una prueba de reválida en bachillerato pueda dificultar la convalidación de nuestro título de bachillerato y mucho menos que dificulte la homologación de nuestro acceso a la universidad con el de otros países. A nuestro modo de ver y como siempre hemos defendido, la evaluación continua, basada en el proceso de aprendizaje y en la valoración de la adquisición por el alumno de procedimientos y aptitudes y no solo de conocimientos, es el objetivo principal y esto es difícilmente evaluable con una prueba tipo reválida, pero que a la vez no altera la validez del título. Nos hemos mostrado siempre partidarios de mantener el sistema actual de acceso a la universidad. La prueba actual de acceso, que se vuelve a convertir en prueba única al final del bachillerato y prueba únicamente de acceso a la universidad, como deja claro el anteproyecto de la Ley Orgánica de Educación en su artículo 38, y además incluir en la valoración para la madurez del alumno las calificaciones obtenidas durante el bachillerato proporciona mayor fiabilidad a los resultados. Esta prueba no solo sirve y ha servido siempre para seleccionar y clasificar a los alumnos, sino que funciona también, aunque a veces se ha considerado como negativo, como elemento disuasorio, de manera que la decisión de acceso a la universidad es un paso meditado tanto por el alumno como por la familia, muchas veces esa meditación está ocasionada o condicionada por la existencia de una prueba de acceso. Por último, es destacable, gracias a esta prueba, la posibilidad de homologación de nuestra prueba de selectividad o la prueba de acceso a la universidad, puesto que ahora mismo está teóricamente sin nombre, con las que se llevan a cabo en otros países, lo que permitiría el acceso a otras universidades de nuestros estudiantes. Mantenemos que este es un criterio suficiente para justificar la existencia de esa prueba y sobre todo que se trabaje en su diseño de manera que se garantice esta homologación.
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