Una visión en profundidad de los últimos informes sobre accidentabilidad en nuestro país destaca especialmente que, a pesar del importantísimo descenso en el número de fallecidos, se ha producido un incremento en estas cifras por lo que respecta a los accidentes de motocicleta. Así, frente a un 32% de descenso en el número total de fallecidos, se ha incrementado en un 84% esta cifra si nos referimos a usuarios de motos.
Parece que la alarma ya ha sido disparada y que las autoridades de Tráfico están pendientes del problema. Sin embargo, los resultados hay que estudiarlos bien antes de sacar conclusiones equivocadas o de emprender acciones que muchas veces no van en la línea de lo deseado. Igual que habrá que estudiar y analizar detenidamente los resultados. En estos momentos, uno de cada 7 vehículos es una moto que han aumentado de forma exponencial no sólo su número sino, mucho más, su uso y su uso diario o muy frecuente por parte de su propietario. Esto cambia radicalmente las condiciones de las vías y a ello nos tenemos que adaptar los conductores, por supuesto los motoristas, pero también las propias vías, sobre las cuales, muchas veces, se actúa de forma ineficiente.
Ya en el mes de diciembre la DGT convocó un grupo de trabajo con todos los agentes implicados en el sector, que dió lugar a un Plan de Seguridad Vial para Motos, en el que se incluían 19 medidas urgentes a poner en marcha en 2008 para reducir la siniestralidad de las motos. Entre las más demandadas, la inversiónd e 30 millones de euros que, junto a una cantidad igual puesta por las diputaciones, servirán para instalar nuevos guardarrailes en muchas de nuestras carreteras.
Aunque se realizó un estudio en el año 2005 sobre el perfil de los motoristas y sus accidentes, al estar basado en datos de 2003, que eran los actuales en ese momento, varios de los aspectos de mismo se puede considerar que han cambiado de forma notable. El aumento del parque de motos, especialmente de gran cilindrada, que se ha triplicado en los últimos años, ponen claramente en cuarentena los resultados de dicho estudio. No podemos estar contínuamente amparándonos en la falta de datos para actuar, porque es hora de poner medidas y comprobar su eficacia. Queda claro el perfil actual de accidente de moto: fin de semana; en carretera secundaria, de doble sentido y con curvas; conductor de entre 35 y 45 años; moto de 500 cc. o más; relativamente "novato", con menos de 2 años de carnet de moto, o con menos de 2 años conduciendo motos de gran cilindrada y que circula a gran velocidad para las condiciones de la vía. Esto no es buscar culpables, sino determinar sobre qué es sobre lo que tenemos que trabajar.
De momento, una campaña de la DGT intentará reducir la accidentabilidad en la motos. Me parece que poner el foco de la atención mediática en los accidentes, como se está haciendo últimamente, es el primer paso para luchar contra ellos. No valen las estrategias de esconder la cabeza debajo del ala, como se ha hecho durante mucho tiempo, aunque realmente pueden ser más rentables electoralmente. Actuar de una forma decidida, y dejar en evidencia ante la sociedad que es un problema que tenemos, y al que tenemos que intentar poner remedio entre todos, puede conducir a muchas personas a responsabilizar directamente a las autoridades y, por tanto, a retirarles su confianza. Pero la actitud contraria, que es la que tomaron gobiernos anteriores, esconder el problema y hablar de él como algo irremediable y que está ahí, sobre lo que no hay que hacer nada, más que lamentarnos, es totalmente irresponsable. De hecho, las encuestas actuales nos dicen que los ciudadanos tienen la sensación de que la mortalidad por tráfico está empeorando en los últimos años, que es justo lo contrario que lo que realmente está sucediendo. Esto se debe a que se ha puesto mayor énfasis en mostrar el problema, en lugar de ocultarlo, por lo que se ha trasmitido la realidad de que el problema existe, cuando hasta hace poco la sensación que se transmitía era la contraria. Tanto ha calado que la situación es trágica que en una visita a un centro de educación vial que hizo la clase de mi hijo, todos los niños afirmaron que los accidentes de tráfico estaban aumentando y que la situación iba a peor. Todos menos mi hijo, claro, lo que me obliga a plantearme lo pesado que soy, porque el niño no tenía porqué tener ese dato.
La campaña que ahora comienta tiene, a mi modo de ver, un aspecto muy positivo: no se centra sólo en las motos y en sus conductores, que no son responsables de la mayoría de los accidentes que sufren. También se ha intentado implicar al resto de conductores, que compartimos con ellos la calzada y que tenemos muy poca consideración, en muchos casos, para los motoristas. La mayoría de las colisiones incluyen a turismos aparte de las motocicletas (el 52% del total de accidentes sufridos por motoristas). En esta situación, en más de la mitad de los casos el conductor del turismo comete alguna infracción de conducción. Los conductores de motocicleta infringen la norma en un 26% de los accidentes y en un 17% ambos conductores cometen alguna infracción. Como he dicho anteriormente, no se trata se buscar culpables, sino remedios.
Un aspecto muy comentado siempre es el de los guardarraíles. El 15% de los motoristas fallecidos (unos 50 anuales) habían chocado contra el guardarraíl. Esta claro que, de ese 15% y por las características del accidente, muchas han sido muertes inevitables, salvo que se hubiera evitado el accidente. Los guardarraíles no son la principal causa de muerte, ni mucho menos, pero eso no les quita peligrosidad. En el 60% de los choques de motoristas con el guardarraíl se producen daños graves, y amputación en muchos de ellos. Son un factor de protección, sin duda, pero no puede ser que esta protección suponga un riesgo tan importante para muchos conductores. Está prohibido instalar nuevos guardarraíles con su pilar en H, y Fomento ya sacó una circular para ordenar a todas las administraciones proteger los que quedasen puestos antes de su sustitución. El camino es, obviamente, sustituir lo antes posible los que todavía quedan, que son muchos, por desgracia. El Ministerio de Fomento, por su parte, ya ha puesto las medidas presupuestarias necesarias para que este cambio se produzca en los dos próximos años, a pesar de que no existía ningún plan al respecto antes de 2005. Este Plan ha sido recogido con optimismo por las asociaciones moteras, que fueron convocadas al acto de presentación. Lo cierto es que la cantidad de carreteras que son gestionadas por el Estado no llega al 15% del total, y además suelen ser las que están en mejores condiciones. Por eso es imprescindible la colaboración de las otras administraciones, local y autonómica, para poder terminar completamente la tarea comenzada con respecto a los quitamiedos.
Pero, como ya he indicado, los guardarrailes constituyen una fracción muy pequeña de los causantes de lesiones en los motoristas accidentados. Hay que, principalmente, evitar los accidentes. Evitar que se produzcan. Para alguien como yo, cuya especialidad es la prevención, ésta supone la verdadera prevención. Lo que llamamos prevención primaria, que es evitar que el accidente se produzca. Una vez que se produzca un accidente, evitar que tenga consecuencias o intentar minimizarlas, es otro tipo de prevención. Para evitar el accidente hay que trabajar sobre los conductores, como no, pero también sobre las vías. Es de agradecer por parte de la DGT que reconozca el mérito que tienen los conductores en la mejora de las cifras de mortalidad por tráfico, puesto que han asumido la situación y han mejorado su responsabilidad al volante, y por eso tenemos los resultados tan buenos que tenemos. Respecto a los moteros, ahora mismo existen unos puntos negros para las motos en las que se concentra un gran número de accidentes, y eso es evitable. Hay que tomar medidas de varios tipos sobre esas carreteras especialmente peligrosas, que son, a la vez, las que más tráfico motero registran. No es complicado pensar que una actuación decidida sobre estas zonas tendría unos efectos positivos dada la situación actual.