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La página de Juan Julián Elola

El camino a la Tercera es largo y tortuoso.

El camino a la Tercera es largo y tortuoso.
Reformar los artículos iniciales de la Constitución Española no es tarea sencilla. Tanto el Título Preliminar, que incluy los principios de convivencia básicos, como los Títulos I (derechos y libertades fundamentales) y II (La corona), precisan un proceso difícil y, sobre todo, que requiere mayorías parlamentarias muy amplias. No es que yo esté de acuerdo con ello, pero está así y no se puede hacer de otra forma salvo derogando la Constitución, lo que es aún más complejo y difícil. Se hizo así para evitar reformas exprés del modelo de estado que cambiasen cíclicamente en un sentido o en otro.
Lo aprueban las cortes, se convocan elecciones, lo ratifican las nuevas cortes y se convoca referendum. Porque se considera un proceso constituyente (el referendum aprobaría la nueva constitución). Se trata de "blindar" la forma y los principios fundamentales del Estado (aunque suene mal). Explico con un poco más de detalle el sistema que se debe seguir:
La reforma de la Constitución en estos aspectos no se realiza por medio de un referendum simplemente. En primer lugar, para poder plantear simplemente el abordarlos, es necesaria una mayoría de 2/3 del Congreso de los Diputados. En la actualidad eso supone 234 diputados a favor de la República, algo, de momento, impensable.
Si esa cifra fuera posible, la reforma se sometería a votación y, caso de aprobarse la modificación, las Cortes deberían disolverse y convocarse unas elecciones generales con caracter constituyente (porque supone una reforma esencial en la Constitución). Los diputados del nuevo Congreso elegido en ese momento, debatirían y volverían a votar la reforma propuesta, que tendría que volver a ser aprobada por una mayoría de 2/3 (otra vez 234 diputados republicanos).
En ese momento, después de las dos aprobaciones consecutivas por las Cortes Generales, una antes y otra despues de unas elecciones, sería cuando esa nueva Constitución se sometería a Referendum para ser aprobada por el pueblo español, porque, como ya he dicho, se considera un proceso constituyente.
Obviamente nada impide convocar una consulta ciudadana previa a plantear la reforma pero, sin el apoyo del PP, esta consulta tampoco es posible si no se cuenta con una mayoría de los 2/3 del Congreso.
En mi opinión, si se lograse una mayoría de 2/3 de diputados de izquierdas (digan lo que digan doy por hecho que el PP no va a apoyar nunca un cambio del modelo de estado a una República), había que abordar una reforma más amplia y mucho más profunda de la Constitución. Establecería, si llegamos a ello en algún momento, un verdadero proceso constituyente nuevo, para tener una Constitución nueva de verdad, que no se limite a cambiar la monarquía por una República sino que dé un impulso profundo a los derechos civiles y los servicios públicos, y los blinde, del mismo modo que están ahora blindados estos artículos.
Mi modelo de reforma constitucional sería:
  1. Conseguida una mayoría tan amplia de fuerzas de izquierdas, lo primero es constituir un Gobierno con los acuerdos o pactos que se decidan, e inmediatamente hay que plantear de forma inmediata el comienzo de los trabajos para un acuerdo sobre la modificación de la Constitución en sus puntos fundamentales.
  2. Mientras se legisla, con ese Gobierno que sin duda tendrá una posición claramente de izquierdas, se van preparando los puntos y aspectos de la Constitución que se quieren cambiar y se van consensuando los nuevos redactados. Como no estamos hablando solo de eliminar la monarquía, el trabajo será más largo y llevará al menos un par de años.
  3. Una vez decididos cuáles son los puntos que se pretende reformar, se someterán todos ellos a consulta popular, para confirmar cuántos de aquellos tienen de verdad apoyo ciudadano en su reforma. Ojo, este no es el referendum que hay que hacer, sino simplemente una consulta para seguir adelante con la reforma de la Constitución y ver si en todos los puntos acordados o sólo en parte. Lógicamente se podría obviar, pero si no se realiza y pasamos directamente al referendum, este es a Sí o No, sin intermedios ni matizaciones. Es posible, por supuesto, llegar a un acuerdo ente las fuerzas parlamentarias y someter ese acuerdo íntegro al referendum.
  4. En ese momento, ya sí, las Cortes someten a votación la reforma de la Constitución, que debería ser aprobada por 2/3 de los parlamentarios (lo que previamente ya ha sido asegurado durante el proceso de redacción de la nueva Constitución)
  5. Se disuelven las Cortes y se convocan nuevas elecciones. El programa de los partido que hayan apoyado el proceso incluye, por supuesto, concluir la reforma de la Constitución y convocar el referendum. El Gobierno anterior a esta convocatoria en realidad ha debido estar legislando durante más de 3 años, entre los procesos de negociación de la reforma y consulta popular y en las Cortes. Es decir la legislatura se ha agotado, o casi.
  6. Este nuevo Congreso de los Diputados tendrá caracter constituyente, por lo que debe someter a votación la reforma de la Constitución propuesta previamente. De nuevo se debe aprobar por 2/3, es decir, esas elecciones tienen que volver a ser ganadas de forma muy mayoritaría porque de otra manera no sería posible aprobar la reforma.
  7. Una vez aprobada por las Cortes, la reforma de la Constitución se sometería a referendum, esta vez, sí, para aprobarla definintivamente como nueva norma general del Estado.

Como véis, un camino largo y tortuoso que no sé si alguna vez podrá llevarse a cabo por las mayorías tan amplias que requiere y porque, además de conseguir esas mayoría, luego hace falta que los de la izquierda nos pongamos de acuerdo en todo, no vale algo sí y algo no.

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