NO HABÍA ESCRITO NADA SOBRE LA MANIFESTACIÓN DEL SÁBADO 13 DE ENERO
Me ha parecido más razonable esperar un poco a que se serenasen los ánimos y que quedase como lo que verdaderamente fue: una manifestación "por la PAZ, por la LIBERTAD y CONTRA EL TERRORISMO". Y en solidaridad con los dos asesinados, aunque fueran ecuatorianos. No había ninguna declaración partidista en el eslogan, ni en las consignas, ni en las intenciones que pudiera hacer que nadie se sintiera excluido. Sería deseable que muchos más estuvieramos debajo de los carteles de "PAZ", a secas y sin condiciones.
Por supuesto que estuve en la manifestación. Igual que he ido a prácticamente todas las que se convocan contra el terrorismo y contra la violencia. Incluso acudí a aquella en la que se zarandeó (yo creo que algo más) al entonces Ministro de Defensa, José Bono. Fue a partir de esa cuanda empecé a plantearme cuáles de las manifestaciones son contra el terrorismo (ETA y otros terrorismos, incluyendo los terrorismos de estado, que por desgracia aún no han desaparecido), y cuáles son contra el gobierno.
Esta vez llevé a mi hijo, Guillermo. Procuro evitar que venga a los actos políticos a loc que acudo, incluso cuando voy como protagonista, ya que no me parece que tenga aún edad para crearse una opinión propia y, por tanto, es susceptible de ser manipulado (aunque sea por mí). Ni siquiera ha estado en el mitin de este domingo en Vicálvaro. Lo mismo opino de que tan pronto se les inculque una religión, ya que creo que son todavía demasiado bisoños para crearse una imagen propia del mundo y de lo que sucede, pero esto ya es hablar de palabras mayores. Aún espero que alguien me explique porqué está mal visto hablar de política con niños muy pequeños y sin embargo no lo está hablarle de lo que está bien y lo que está mal y de una visión del mundo, de la realidad, de la vida y de la muerte que es propia de un grupo de personas, más o menos amplio, pero que no todos compartimos. Es hacerles tener ideas preconcebidas antes de que tengan madurez suficiente para creárselas por sí solos y filtrar todo aquello que les entre.
Pero en fin, esas reflexiones son desviarme del fondo. Llevé a mi hijo igual que le llevé a la manifestación del 12 de marzo de 2004, convocada por el Presidente Aznar contra el vil atentado del 11-M. Creo que esa idea del bien y el mal sí tiene que estar clara en la mente de un niño de 8 años, y por tanto debe estarlo en mi hijo. Y estoy orgulloso porque sabe lo que significa la manifestación y también sabe que manifestarse es un derecho muy importante, y, por tanto, debe emplearse especialmente para los temas verdaderamente importantes. El abuso de los derechos hace que estos sean poco valorados.
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