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La página de Juan Julián Elola

La campaña se juega en otra dimensión, mientras nosotros estamos aquí, como si estuviéramos de campaña.

La campaña se juega en otra dimensión, mientras nosotros estamos aquí, como si estuviéramos de campaña.

Como siempre, yo "aquí", durante la campaña electoral, haciendo lo que se supone que debemos hacer desde el Partido. Algo ha cambiado en las actividades clásicas, "de toda la vida": las pegadas de carteles se han convertido en colocaciones de pancartas, más bonitas, menos sucias y más duraderas; los mítines se han transformado en charlas más o menos directas con un auditorio bastante más escaso que el de hace años; los debates abundan a cualquier nivel, ahora que internet o los medios de comunicación locales los acercan más a los "políticos de a pie"; y, sobre todo, aparece el ciberactivismo político, la presencia que nos autoexigimos en los blogs y las redes sociales, sea twiter o facebook (o cualquier otra, que también hay variadas y de todo tipo). Sin embargo, la realidad es que cada vez tengo menos confianza en la influencia que todo este esfuerzo puede tener en el resultado electoral o en la inclinación del voto de los ciudadanos. En mi opinión si hiciéramos un balance de todos los factores que pueden infuir en que alguien vote a un partido, o que no vote, seguramente éste sería de los últimos, si no el último. Y será en esos otros factores en los que habrá que incidir. Es posible que ahí encuentren un papel de mayor importancia las agrupaciones locales del PSOE. Las agrupaciones deben ocuparse del trabajo y de la cercanía durante todo el tiempo que no estamos en campaña, y aún así no tengo muy claro hasta que punto pueden tener relevancia a la hora de votar. Como mucho en la mayor fidelidad de los que nos tienen como referente y que conocen el trabajo de las sedes locales, pero esos son muy pocos. Y durante la campaña electoral nuestra capacidad es únicamente la de poder crear un poco el clima preelectoral en cada barrio o pueblo. Entiendo que es difícil que los militantes se inhiban y no quieran contribuir con su pequeño granito de arena a afianzar los resultados electorales. Y que los que somos, o hemos sido, no podamos quitarnos de enmedio con esta o cualquier otra excusa. Pero, ¿a dónde va tanto esfuerzo?

Claro que esta reflexión deja dos cuestiones negativas: que lo que podemos hacer sirve de poco, y que poco podemos hacer que sirva.

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