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La página de Juan Julián Elola

EL PARLAMENTO EUROPEO ECHA PARA ATRÁS LA INICIATIVA SOBRE LA SEMANA LABORAL DE 65 HORAS

EL PARLAMENTO EUROPEO ECHA PARA ATRÁS LA INICIATIVA SOBRE LA SEMANA LABORAL DE 65 HORAS

Ha sido el eurodiputado socialista español Alejandro Cercas el que ha dirigido la campaña por la que se ha podido derrotar la semana laboral de 65 horas, impulsada por el Reino Unido, junto con algunos de los antiguos países del este.

Lo que pretendía la mencionada iniciativa es permitir que el horario laboral fuera pactado de forma individual entre empresa y trabajador, lo que supone, en realidad, dejar en manos de la empresa la posibilidad de realizar ofertas de empleo superiores a las 48 horas. De paso se eliminaba de contabilizar como tiempo de trabajo, por ejemplo, las guardias de los médicos. Con las enmiendas planteadas por Alejandro Cercas, y que han obtenido una aplastante mayoría, todo el tiempo de guardia es considerado tiempo de trabajo. La propuesta se ha tumbado con el voto mayoritario del Partido Socialista Europeo (PES), la casi totalidad del grupo de Izquierda Unitaria y del Grupo Verde, con muchos apoyos por parte del Partido Popular Europeo (todos los diputados españoles del PP han votado con los socialistas), y con algunos del Grupo Liberal del Parlamento Europeo.

Pero la reflexión debe ir algo más allá. El problema, el gran problema, que tenemos los europeos es que hemos emprendido un ambicioso proyecto económico, creando, casi de la nada, un nuevo poder económico mundial, pero no hemos sido capaces de completarlo con un proyecto político coherente que lo reafirme y le dé consistencia. Encima, vino una enorme ampliación de la Unión Europea, a países muy distintos a los que la conformaban anteriormente, lo que complica aún más la posibilidad de establecer objetivos sociales comunes y planes de mejoras sociales a corto plazo, por mucho que comenzasen a gobernar las izquierdas en este país (con lo de "este país" me refiero a Europa)

La Constitución Europea (o el "Tratado por el que se establece una Constitución para Europa") fue rechazado por distintos motivos, especialmente la cortedad de mirada de algunos que pretendieron que esa negativa a su aprobación iba a traernos en unos meses la siempre pospuesta revolución. Ya se lo he dicho muchas veces: "cuando haya que pelear por la revolución, me avisáis si no estoy. Mientras tanto, dejadme que no me sume a vuestras pérdidas de tiempo y que siga colaborando con que todo esto mejore." Pero el caso es que fue rechazada y hemos vuelto al caos de 25 países con 25 opiniones, la mayoría de ellos con unos sistemas sociales depauperados, cuando no inexistentes, y con muchos motivos políticos y sociales para no avanzar en la Europa del Bienestar, que era el modelo básico que establecía esa Constitución.

Esa falta de concreción en una normativa estable que dirija los modos de hacer las propuestas y unas leyes mínimas de convivencia nos puede derivar en la existencia de propuestas como estas. Es irónico que los defensores de la Europa Social tengamos que celebrar como un triunfo el simple hecho de que las cosas se queden como están, puesto que mejorar no mejoran

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