VISITA AL CASTILLO Y AL PUEBLO DE ALARCÓN
A muy poquitos kilómetros de Honrubia, donde estuve este fin de semana, está el famoso pueblo de Alarcón. Debería ser parada obligada para todos los que pasan por la Nacional III, porque es precioso y muy chiquito, con lo que se puede ver perfectamente en un ratito, por mucho que uno quiera pararse a estudiar los detalles.
Había ido en muchas ocasiones a visitar Alarcón. Ahora, como siempre sucede, he vuelto a ir porque he tenido en Honrubia la visita de Vicky y Fernando, unos amigos de Madrid. Por eso tiendes a enseñar aquello que más vale la pena visitar de los alrededores y, de paso, refrescas tu memoria. En este caso, además, he visto las pinturas murales de Alarcón, que no las conocía y me han encantado.
Es un pequeño pueblo, situado en un cerro que el río Júcar bordea casi totalmente, dejando acceso sólo por un pequeño "istmo", totalmente fortificado. El Júcar hace un doble meandro muy profundo antes y alrededor el pueblo, por lo que la fortaleza queda en una situación de muy difícil entrada. Una posición defensiva inalcanzable, según se puede observar de un sólo vistazo.
Para entrar hay que atravesar un estrecho camino en el que se sitúan tres puertas amuralladas. Se puede entender lo complejo de acceder a la ciudad en tiempos medievales.
En su interior se alza el Castillo, que fue propiedad y vivienda del Marqués de Villena y del Infante Don Juan Manuel (aunque realmente no fue infante, sino aspirante al trono por "otras vías") En la actualidad es Parador Nacional de Turismo, y vale la pena acercarse a visitar el patio de armas y la cafeterías, únicas zonas públicas abiertas. Se conservan en muy bues estado original la Torre del Homenaje y varias murallas.
Don Juan Manuel, autor del libro El Conde Lucanor es, junto a Jorge Manrique, la referencia literaria de esa oscura época medieval. Jorge Manrique también tiene una relación importante con la zona, en la que vivió. Y murió en el asedio al Castillo de Garcimuñoz, al ladito de Honrubia. Se convierte así esta zona de La Mancha en un itinerario literario para conocer la Edad Media.
Hay cuatro iglesias, todas de corte medieval. La que actualmente hace las veces de parroquia es la de Santa María. Destacar el retablo, precioso, y el pórtico que da entrada a iglesia, muy adornado y con forma de arco del triunfo romano más que de entrada a un recinto religioso.
De la iglesia de la Santísisma Trinidad, entrando al pueblo, llama la atención el arco que cruza la calle lateral a la misma.
La Iglesia de San Juan Bautista, en la Plaza del Infante Don Juan Manuel, junto al Ayuntamiento. El edificio del Ayuntamiento, del siglo XVI, es un precioso edificio porticado clásico. La iglesia de San Juan, un edificio herreriano, y ahora desacralizada, alberga ahora una impresionante muestra de pintura mural que impacta con su visión. No sé si es por el contraste entre lo que espera uno ver en una iglesia, por la enormidad de un edificio de estas características vacío y con sus paredes pintadas en colores oscuros, o por la calidad del arte, pero lo cierto es que me quedé muy impresionado con la visita. Cuesta 2 € y vale la pena acercarse y dar una vuelta, subiendo también a la torre aneja a la entrada-recepción del centro de arte. Ha sido declarado de interés cultural por la UNESCO. Desde 1994, Jesús Mateo se encargó por iniciativa personal, de adornar con pinturas propias las paredes de esa iglesia, abandonada, en la plaza del pueblo. No lo había visitado hasta ahora, por lo que, gracias a la presencia de unos amigos, he tenido esta nueva experiencia.
Hay una cuarta iglesia, la de Santo Domingo, que está en proceso de restauración, es monumento nacional y se usa como auditorio y sala de exposiciones, para lo que ha sido adaptada.
Hay algunos edificios más de interés, que se descubren dando una vueltecita por el pueblo. Finalmente, a tomar algo fresco en el bar de la Plaza, que el calor aprieta.
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alejandro -