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La página de Juan Julián Elola

POLÉMICA SOBRE LA DEDICACIÓN A TIEMPO PARCIAL DE MUCHOS DIPUTADOS A SU TRABAJO

POLÉMICA SOBRE LA DEDICACIÓN A TIEMPO PARCIAL DE MUCHOS DIPUTADOS A SU TRABAJO

Durante los últimos días El País ha estado haciendo una campaña de información continuada acerca de los trabajos complementarios que tienen "sus señorías", y otras formas, sobre todo de recibir ingresos, que disfrutan algunos parlamentarios. Han sido varios días los que han publicado noticias sobre el tema, dedicando a ello varias páginas y abordando el tema con informaciones diversas. Hasta Juan  José Millás ha participado en el debate, y hoy mismo, el periódico ha escrito un editorial sobre lo mismo. Yo no quería quedarme sin comentarlo, por lo directamente que he vivido el tema y porque pienso que puedo tener una opinión formada sobre el mismo.

Como se lee en la presentación de la página, fui Diputado los últimos cuatro años, la última legislatura (2004-2008). Yo he sido de los que lo "practicaron" a tiempo completo, especialmente porque no lo veía posible de otra manera. En mi caso, podría haber ejercido la medicina (especialidad en Medicina Laboral) sin ningún compromiso legal sobre la compatibilidad. Lo único que tendría que haber hecho es haber negociado con mi empresa unos horarios compatibles con la asistencia a las sesiones del Congreso, lo que tampoco creo que hubiera sido nada difícil. Sin embargo, me parecía muy poco elegante ni ético. Era para mí un honor poder desempeñar ese cargo y entendía que tenía que dedicarle todo el tiempo que tuviera disponible. Por tanto, se puede deducir que no soy muy partidario de que los Diputados del Congreso (o de las comunidades autónomas) tengan un pluriempleo que no sea algo muy directamente relacionado o complementario de su actividad. Pero también opino que el tema está tratado de una manera muy demogógica, como casi siempre que se habla de ello.

A lo largo del tiempo que llevé a cabo esta tarea, me dí cuenta de que no me había equivocado dejando mi anterior trabajo a un lado para emplearme a fondo en eso de la política. Realmente, si algo recuerdo del trabajo durante esos años son los muchos momentos de agobio, de encontrarte con el agua al cuello. Considerando que muchos de los temas que se tratan en las Comisiones son aspectos muy puntuales de cuestiones muy concretas, solo las labores recopilación de la documentación y asimilación de la misma, así como los encuentros digitales o personales con afectados o conocedores de la situación para preparar las intervenciones y las actividades paralelas consumen una gran cantidad de tiempo. Por mucho que los asistentes quieren ayudar, nunca es suficiente. Máxime si tenemos en cuenta que no existen asistentes personales para los Diputados de a pie, con los que puedas tener suficiente confianza y compatibilizar horarios y fechas, sino que tenemos que compartirlos y con horario estricto de oficina.Es cierto que se alternan con otras temporadas de relax, que tengo que reconocer que no son pocas. Pero la verdad es que al final, lo que recuerdo con más nitidez son los momentos en los que el tiempo no era suficiente para atender todas las demandas que se presentaban.

Conferencias, participación en debates o tertulias o debates, clases en la universidad, y cosas similares pueden considerarse como parte incluso de la actividad diaria de los Diputados, por lo que me parece que permitirían seguir ejercitando el cargo con total normalidad. Sin embargo, hay actividades que suenan muy mal. Como los abogados que tienen un bufete en el que trabajan de forma activa o que, como el de Michavila, contrata con la administración pública. O el caso de Arias Cañete, que ejerce para empresas de combustible, a la vez que trabaja y se interesa en el Congreso por la situación de la energía y las ayudas a las empresas de combustibles en nuestro país.

Ejercí como diputado de los que llaman "de a pie", o "de infanteria", es decir, aquellos sin demasiado relumbre dentro del partido, que nos dedicamos a las actividades menos vistosas y, generalmente, más exigentes. Ya en su día hice balance de mi gestión como parlamentario y creo que salía bien parado. En realidad ese análisis de lo que había hecho era algo más personal, por tener yo mismo una "cuenta" de sobre qué había estado. No por autojustificarme, que no lo necesitaba, sino por dejar constancia de muchas cosas de una forma que fuese más duradera que la memoria. Pero además sirve perfectamente como análisis de algunas cosas en las que puede trabajar o colaborar un diputado. Desde esta perspectiva, he protagonizado tanto actos de gran relieve y una gran presencia de público, como pequeños actos en municipios que casi no salen en el mapa para muy pocas personas, pero, eso sí, normalmente muy entregadas. Nunca he dejado de acudir allí donde me han llamado y he intentado incluso ser yo el que llamase puerta por puerta a los lugares en los que me parecía que podía ser bienvenido. Alguna vez, conscientemente, también he acudido o llamado donde sabía que no iba a ser bienvenido. Era lo que yo consideraba mi papel, y como tal, me veía obligado a representarlo.

En nuestra Comunidad es muy complicado desarrollar una tarea vistosa porque los Grupos Municipales en los grandes pueblos o en la capital son muy numerosos y pueden abarcar bastante trabajo, y además existe un Grupo Parlamentario de la Asamblea de Madrid, también con bastantes miembros, que se dedica sólo a una provincia. Casi podemos decir que hay exceso de cargos públicos, a lo que tenemos que sumar las dificultades que se presentan para un diputado por Madrid en el Congreso, debido a que en nuestra lista suelen ir los pesos pesados de los partidos políticos. Hay que tener en cuenta que en mi lista, la del PSOE por Madrid, concurrían delante de mí, aparte del Presidente del Gobierno, tres Ministros y varios portavoces del grupo en Comisiones Parlamentarias.

Conociendo este hecho, intenté implicarme desde el primer día en lo que más liberado estaba. Por eso me pareció que, aparte de colaborar con el PSM en materia sanitaria, ejerciendo como Coordinador de Sanidad de la Ejecutiva, lo que mejor podía hacer era salir a la calle y intentar apoyar a los compañeros en aquellos sitios donde pudiera ser necesario, y por otro lado, hacer de "visitador", o sea, dedicarme a intentar recibir o contactar con cuantos grupos o asociaciones quisieran tener algún tipo de relación con un Diputado del PSOE para hacer llegar al grupo su punto de vista o sus necesidades. Creo que lo hice bien, y de hecho son muchos los grupos y las personas con las que he tenido relación por mi actividad. Pero me parece que para ello hay que dedicar mucho más tiempo del que dedicaban entonces algunos "colegas del curro", y que por lo que veo sigue siendo la tónica general.

Tampoco quiero dejar de mirar la otra cara de la moneda. El "contrato" que se nos ofrece es sólo para cuatro años y no son pocos los que, como yo, se quedan fuera a las primeras o a las segundas de cambio. No todo el mundo puede tener la suerte de contar con una profesión que le permita "perder" 4, 8 ó 12 años de carrera profesional empleándose en otra tarea y, después de eso, volver tranquilamente a ejercer aquello a lo que se dedicaba antes de pasar por la política. Yo he podido, pero a cambio he perdido 4 años de desarrollo profesional que tal vez me hubiesen permitido encontrarme ahora en una mejor situación laboral. El sueldo tampoco permite con ese tiempo de ejercicio poder retirarte. Es un sueldo que, sin ser malo, es inferior al de cualquier cargo directivo de nivel medio de una empresa medianita. El director de cualquier oficina bancaria puede cobrar más que la mayoría de los diputados. Conozco a muchos  que se han visto en una mala situación porque su partido o su corriente dentro del partido fracasó y fueron expulsados de la política pero no pudieron volver a ejercer su profesión. Más de los que muchos os podríais imaginar. Por eso me pareció sumamente ejemplarizante la actitud de mi compañero diputado Luis Ángel Hierro, que abandonó el escaño cuando vio que no cuadraba el Congreso en sus planes de futuro (o que no se lo iban a cuadrar), y que era una irresponsabilidad incorporarse como profesor universitario a mitad de curso, por lo que quiso comenzar las clases desde octubre.

Por tanto tampoco es tan sencillo pedirles a los políticos en general o a los diputados en particular que abandones otro tipo de actividades, teniendo en cuenta la garantía laboral de la que disponen. Pero vamos, soluciones haberlas, haylas. Es cuestión de echar un poco de imaginación, y, sobre todo, de tener ganas de abordar los problemas y no seguir dejando las cosas como están. Y sobre las acumulaciones de cargos (remunerados o sólo con indemnizaciones o dietas), sí que se podría tomar una determinación sencilla y rápida. Diputados o senadores que son alcaldes, o representantes en empresas municipales, o miembros de consejos de administración de empresas públicas me parece que llaman a hacer algo de una vez. Si no lo hacemos desde los partidos políticos, luego nos quejaremos de que los ciudadanos están cada vez más alejados de la política.

 

1 comentario

Emilio Jorrín -

Amigo Juan Julián:
He leido con mucho interés este tu estupendo artículo y no quiero dejar de hacer un comentario:
Soy consciente de tu entrega y dedicación plena a tu labor de Diputado Nacional la pasada legislatura.
También lo soy de tu valia prfesional, y no deviste quedar fuera en la actual legislatura, pero amigo mío , la vida es así de dura y de incomprensible y lo que es peor aún, sigue vigente aquello de que: NO ESTAN TODOS LOS QUE SON, NI SON TODOS LOS QUE ESTAN.

Se también que te has incorporado con éxito al ejercicio de tu carrera como médico en una empresa de prestigio y lo celebro enormemente.
Se igualmente que te tira el gusanillo de la política, y eres buen político, y te animo por ello a que no lo abandones del todo y sigas en la brecha aportando tus ideas y tu talento, aunque, eso sí, como complemento a tu auténtica devoción: la medicina.

!Qué bonito sería que sus señorías se aplicaran el cuento de !zapatero a tus zapatos!.

He contado los cargos de un diputado del PP y son más de 17, sí, sí diecisiete, y eso la verdad suena a disparate y a todas luces indecente y rechazable.

Un cordial saludo. Emilio