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La página de Juan Julián Elola

PIRATAS

PIRATAS

He terminado de leer el libro "Piratas, corsarios y bucaneros", de Álvaro Armero. Literariamente no es que sea excesivamente bueno, pero es útil como "enciclopedia" para áquel que esté interesado en el tema. Un amplio estudio.

Desde el punto de vista histórico, hace un análisis de la evolución de la piratería prestando una dedicación especial a los famosos piratas berberiscos y, más en profundidad, a la que surge en el mar Caribe durante los siglos XVI y XVII. Son muchos los personajes que comenta e infinidad los hechos de armas descritos. Es, como digo, un compendio de nombres que, en alguna medida, está falto de haber conseguido un mejor hilo conductor que enlazara todo el temario.

En cualquier caso, sí es cierto que define bien los diferentes momentos de la actividad de estos asaltantes del mar. Si hay algo que siempre ha caracterizado la piratería es su intento de justificación. Desde los primeros tiempos, los piratas se han presentado como defensores de un mundo más justo, aunque sus actos nos remitiesen más a la barbarie y al abuso. Su pretendida defensa de los oprimidos y su contribución a una sociedad mejor queda limitada a conseguir su lucro personal. El espíritu libertario del que presumen y por el que son conocidos los piratas no es sino una forma de disculpar su falta de respeto a la propieda ajena, y su disposición a emplear todo aquello que esté a su alcance, sin entrar en discusiones sobre la legitimidad de sus prácticas. Es cierto que esa imagen tan sugestiva del hombre del mar en total libertad atrajo y sedujo a importantes revolucionarios de todas las épocas. Pero detrás de la apariencia todo es falso, y los piratas se muestran en su verdadera dimensión: son ladrones, que no rebeldes ni revolucionarios. No es su objetivo cambiar la sociedad, las normas ni los principios, sino exprimirlos, utiilizar aquello que puedan conseguir sin preocuparse sobre quién salga perjudicado, ni sobre la justicia de sus prácticas, que son completamente indiferentes para el pirata. Incluso cuando tienen que convivir y dictar normas, serán claramente antisociales y basadas únicamente en el abuso de los fuertes sobre los débiles, como queda expresado en breve retrato de la isla de la Tortuga, aunque el autor lo realice queriendo ser muy generoso con sus leyes. Nuevamente se intenta ver un ejemplo de sociedad libertaria en la piratería, por encima de los principios más elementales de lo que todos entendemos como justicia.

En la realidad sólo hubo un pirata bueno, el Capitán Misson, y la mayoría opina que es leyenda.

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