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La página de Juan Julián Elola

Recreación de la batalla del Jarama

Recreación de la batalla del Jarama

El sábado 23, organizado por la Asociación de Recuperación de la Batalla del Jarama (TAJAR)  los miembros de Frente de Madrid realizamos una recreación de uno de los asaltos republicanos al cerro Pingarrón, dentro de los actos de conmemoración que celebran en estas fechas. Durante todo el día atrezamos y habilitamos unas trincheras y parapetos que habíamos montado, con su centro de asistencia sanitaria y su centro de mando, estuvimos con uniformes apropiados a unidades del ejército regular nacional y republicano y de los regulares de África, y acudieron visitantes a verlas. Las trincheras no son los reales, la zona de recreación estuvo en el 37 cerca del frente, pero no fue escenario de combates. Por la tarde, a las 5 y durante una media hora, hicimos el simulacro de combate, del intento de asalto por parte de los republicanos y su rechazo. Os pongo una breve descripción de los hechos históricos.

 LOS COMBATES ALREDEDOR DEL CERRO DEL PINGARRÓN.

El 12 de febrero, tras un golpe de mano que permite tomar el puente sobre el Jarama de la carretera de Morata a San Martín de la Vega, las tropas nacionales de la VIII Bandera de la Legión habían tomado casi sin oposición el vértice del Pingarrón, una colina de 697 metros en la margen izquierda del río Jarama.

Cuando, unos días después, su avance hacia Arganda se paraliza, este monte se convierte en el principal baluarte del flanco derecho de la penetración. Su pérdida supondría un grave descalabro ya que ponía en serias dificultades el abastecimiento de las tropas situadas a ese lado del río y podía facilitar el ataque a la base de la bolsa con el riesgo de cierre de la misma y el consiguiente aislamiento de esas unidades. Se encargará de la defensa la 4ª Brigada, al mando del Coronel Asensio Cabanillas. Desde el mismo momento de su toma comenzaron las tareas de fortificación de las posiciones establecidas a su alrededor, obras acrecentadas a partir del día 17.

Por parte republicana, desde ese mismo día se encomienda su toma a la Divisón “C” bajo el mando del General Líster, que llegó a lanzar al ataque hasta 10 Brigadas, aunque muchas de ellas muy mermadas ya en su composición por los combates mantenidos con anterioridad. Los ataques se repitieron durante una semana con continuos cambios de manos de las trincheras de primera línea, hasta que el día 24, exhaustas las fuerzas de ambos bandos y con todas las defensas del Pingarrón en manos de los nacionales, los ataques republicanos menguan.

El día 23 de febrero, la 70ª Brigada Mixta (de ideología anarquista y trasladada a esta División desde la 14ª División de Cipriano Mera) ataca las posiciones defendidas por el 2º Tabor de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta Nº 3 y el 2º Batallón de infantería de Toledo, en un intento desesperado de alcanzar la cumbre. Se toman por parte republicana algunas posiciones avanzadas que son inmediatamente recuperadas en contraataques de las tropas nacionales. Este es el combate que hoy, 23 de febrero, queremos recrear.

Un último intento el día 27 por parte del Batallón Lincoln (los americanos de la XV Brigada Internacional) sin apoyo artillero ni aéreo, acabó en rotundo fracaso con más de 250 bajas de un total de 450 hombres.

Puedes encontrar más información sobre este y otros aspectos de la Guerra Civil Española en los boletines que emitimos periódicamente y que se publican en nuestra web.

SOLDADO REPUBLICANO, 70ª BRIGADA MIXTA

Recién militarizadas, las tropas republicanas comenzaban a parecerse a unidades de un ejército regular. Usando correajes militares iguales a los previos a la guerra, se estaban distribuyendo los cascos franceses Adrian (los cascos con “cresta” superior), aunque era muy habitual usar gorrillo “isabelino” quitándole la borla para diferenciarse de los nacionales, o cualquier otra prenda de cabeza y el fusil más numeroso entre sus filas era el ruso Mosin Nagant, caracterízado por su larga y delgada bayoneta.

 

TROPAS REGULARES DEL GRUPO Nº 3 DE CEUTA (nacionales)

Reclutados en Marruecos, estos soldados formaron el grueso de las unidades de vanguardia del ejército nacional. Su uniforme es bastante específico: Cubriéndose la cabeza con el turbante (rexa), con sus tìpicos pantalones zarigüelles completados por vendas para tapar las pantorillas, calzando alpargatas tipo bota y abrigados por la chilaba. El fusil más habitual, al igual que en el resto de las tropas nacionales, es el máuser español.

SOLDADO NACIONAL DEL 2º BATALLÓN DE TOLEDO

Los soldados de la infantería regular nacional seguían en gran parte vistiendo con la uniformidad vigente previa a la guerra. El casco habitual era el M26, con o sin ala inferior, aunque muchos soldados empleaban en su lugar el gorrillo “isabelino”, sin quitarle la borla. Los pantalones eran del tipo “granadero”, (ensanchados lateralmente en los muslos) y frecuentemente con vendas en las pantorrillas. En ambos bandos eran escasas las botas por lo que los soldados solían calzar alpargatas.

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