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La página de Juan Julián Elola

Pérez Galdós sobre Pablo Iglesias y el Partido Republicano, conjunción de principios del siglo XX de la que formaba parte el PSOE, y con unas palabras finales para nuestro propio Partido

Pérez Galdós sobre Pablo Iglesias y el Partido Republicano, conjunción de principios del siglo XX de la que formaba parte el PSOE, y con unas palabras finales para nuestro propio Partido

Dicho por Benito Pérez Galdós, que era miembro de esa coalición política, el Partido Republicano, y que termina con todo un piropo para El Abuelo y para el PSOE.

"Esto es insoportable. Esto es nauseabundo. En este partido se tropieza por excepción con hombres sinceramente republicanos, con hombres que deseen el advenimiento de la República.

Este partido está pudriéndose por la inmensa gusanera de caciques y caciquillos. Tiene más que los monárquicos. En cada capital hay cincuenta que quieren imponer los caprichos de su vanidad y de su ambición a todos sus correligionarios... Y si nada más hubiera esos cincuenta, menos mal. Luego vienen los caciques de distrito y los de barrio... ¡Oh! !Esos vejestorios endiosados de Comité local y de barriada! ¡Papas rojos, que se creen infalibles e indiscutibles!...

Para hacer la revolución, lo primero, lo indispensable, sería degollarlos a todos. Si éstos trajeran la República, estaríamos peor que ahora. Sería cosa de emigrar. Suerte que no hay miedo a que la traigan. ¡Hay cada revolucionario que tiene un miedo feroz a la revolución!... Hubiera usted visto a algunos de ellos cuando la semana roja de Barcelona, cuando aquí se dijo que iba a estallar la huelga general, irse huyendo de Madrid como ratas... No sé qué diablos ocurría entonces, que a todos les salían negocios en provincias, o tenían por esas tierras de Dios parientes enfermos de gravedad, que los llamaban... ¡Y para ver este espectáculo me vine yo de Santander e interrumpí mi veraneo!... Luego, son muchos los republicanos que no quieren que venga la República, porque no les conviene; van muy bien en el machito, haciendo la farsa de la oposición, sirviendo de comparsas en esta política repugnante, representando su papel de Diputados o de Concejales, u otros papeles peores...

En este partido son muy pocos los directores que trabajan desinteresadamente por el ideal; la desorganización es indescriptible, no se puede imaginar; no hay espíritu de disciplina, ni siquiera instinto de conservación... Si no fuera porque veo esos caciquinos ir a su avío, sin saber disimularlo, creería que estaban locos. No se puede hacerlo peor para facilitar la victoria al adversario e imposibilitar la propia... Estoy harto de luchar sin esperanza de salvación entre tanta miseria. Así están disgregando la masa republicana, infiltrando el escepticismo entre los soldados de fila... ¡Oh! Usted no puede darse idea de lo que aquí se persiguen unos odios a otros y unas vanidades a otras... ¡Con qué ensañamiento, con qué perfidia, empleando todos los medios, hasta la difamación y la calumnia!...

Ha habido día que pensé meterme en casa y no ocuparme de política. Pero lo he pensado mejor. Voy a irme con Pablo Iglesias. Él y su partido son lo único serio, disciplinado, admirable, que hay en la España política. … ¡Es por el socialismo por donde llega la aurora!»

Sobre lo que pensaba Galdós de Pablo Iglesias y sobre la admiración que por él sentía, escribió el socialista Juan José Morato: «Galdós oía a Iglesias recogido, y alguna vez le habló de ’hacerse socialista’, de entrar en aquella admirable Casa del Pueblo». Véase también la respuesta de Galdós a la encuesta realizada por Acción Socialista (núm. 93, 26-XII-1915), titulada «¿Qué opina usted de Pablo Iglesias?»

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